La Sociedad de Socorros Mutuos Lorenzo Arenas fue fundada en la ciudad de Concepción el 18 de junio de 1876 y es considerada como una de las más antiguas y prominentes en el acontecer social y cultural de la «Capital del Sur».
Fue creada con la misión del socorro mutuo y de elevar la condición educativa y moral de sus socios. Las prestaciones que ofrecía a sus integrantes consistían en: asistencia educacional, mediante la creación de bibliotecas y escuelas nocturnas; asistencia médica en caso de enfermedad, costear los gastos derivados de las recetas médicas, entregar subsidios monetarios mientras durara la enfermedad, costear los funerales en caso de fallecimiento e incluso disponer de una bóveda para su entierro. Todas estas garantías eran recibidas a cambio de una módica cuota mensual.
A comienzos del siglo XX la Sociedad alcanzaba a 393 socios (Pacheco, Arnoldo, Historia de Concepción, Siglo XX , 1997, p. 30).
Su nombre deriva de su mayor promotor y fundador, Lorenzo Arenas Olivos, considerado por sus contemporáneos como «El Obrero Filántropo», por su vocación al servicio colectivo, en especial a la ciudad de Concepción, que lo acogió desde 1874. En ella proyectó un sinnúmero de actividades e instituciones de bien público, en las que destaca la creación del Liceo de Niñas y la propia Sociedad Mutualista.
Participó en la Masonería y en el Partido Radical de Concepción, y fue regidor municipal entre los años 1879 y 1891 (Fuentealba, Sergio Ramón, Don Lorenzo Arenas, su tiempo y su obra, 2002).
Durante su existencia, la Sociedad promovió la vida social y educacional de sus socios, llegando a constituir, a principios de siglo XX, un centro educacional de primeras letras para obreros y artesanos, el cual tuvo su mayor auge en la década del ’60, como Escuela Nocturna para Adultos.
Actualmente, la Sociedad funciona en la calle Tucapel 852. En sus dependencias mantiene un casino, sala de reuniones, gimnasio y cancha de tejos.
Organización del fondo
Se organiza en dos unidades: volúmenes y carpetas. La primera dividida entre libros manuscritos e impresos. Destacan los registros de socios, las actas del Directorio y las memorias anuales de la Sociedad.
La segunda, en carpetas por temas independientes, como escuela, solicitudes de admisión, archivos personales.