Hacia los años 30, el Concepción urbano era una ciudad de casas de un piso, de grandes habitaciones con tres patios, al estilo tradicional chileno. Había también algunas bellas mansiones de dos plantas, las más centrales con locales comerciales en el piso inferior. Insalubres conventillos rodeaban el núcleo central hacia el río, el sector del pajonal y el poniente. Contaba con grandes iglesias, como la Merced, San Agustín, Las Sacramentinas o el convento de Las Trinitarias. Notables edificios públicos, como el Municipio, de estilo francés, el Liceo de Hombres y el Portal Cruz, enorgullecían a la ciudad.
Todo cambiará para siempre, en menos de tres minutos, en la fatídica noche del 24 de enero de 1939. Cerca de las 23:24 horas, cuando la mayoría de los habitantes dormía en sus casas, la tierra tembló horriblemente, dejando la ciudad sumida en un caos. Tres cuartos de las casas quedaron destruidas o dañadas gravemente y más de 10 mil personas murieron esa noche o en los días siguientes. El terremoto asoló cerca de un centenar de pueblos del sur del país, en especial en Ñuble, Maule y Concepción.
Manzanas enteras del centro de la ciudad se derrumbaron. Se destruyeron no sólo las casas antiguas sino también modernas. Hay que tener en cuenta que las técnicas de construcción hasta 1939 seguían siendo básicamente de adobe y ladrillo, y las construcciones en hormigón armado eran muy pocas, ya que se utilizaba solamente en algunos edificios de dos o tres pisos, pero de gruesas paredes de ladrillos que las hacían muy vulnerables a los movimientos sísmicos. De allí entonces la gran destrucción que provocó el terremoto.
Los graves daños que recibió Concepción hicieron necesario realizar un completo programa de reconstrucción pública y privada. Lo interesante de esta reconstrucción es que por primera vez interviene el Estado en la remodelación y ordenación espacial de la ciudad. Hasta entonces las urbanizaciones sólo eran realizadas por particulares, siguiendo un modelo de expansión espontánea que caracteriza las ciudades de Chile desde su fundación.
Surgiría así una nueva ciudad, de calles más anchas, fachadas continuas y de líneas modernas. Grandes edificios públicos, como la nueva Estación de Ferrocarriles, la Intendencia, el Mercado y los Tribunales de Justicia, seguirían ese estilo, que hoy identifica la ciudad.
Gracias a la valiosa contribución de René Arriagada, hoy podemos aportar a la difusión del patrimonio histórico de Concepción mediante la socialización de este material iconográfico.