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Plebiscito en la Provincia de Concepción, 5 de octubre de 1988

El 5 de octubre del 2018 se cumplieron 30 años del plebiscito celebrado el año 1988, cuyo resultado decidió que se llamara a elecciones presidenciales el año siguiente, terminando con la dictadura militar instaurada el 11 de septiembre de 1973.

   La Transición chilena ha sido valorada internacionalmente por ser un modelo de cambio pacífico y consensuado desde la Dictadura a la Democracia. Sin embargo, este proceso no se pudo haber logrado sin ciertos acontecimientos que fueron preparando el camino.

   Después del Golpe Militar de 1973, la dictadura cerró el Servicio Electoral y, argumentando que el gobierno de Allende había «inflado» los registros electorales para ganar las parlamentarias de 1973, ordenó la destrucción del padrón electoral. Aunque las dictaduras se caracterizan porque sus líderes no son elegidos en votación popular, en ocasiones celebran elecciones, consultas o plebiscitos. Pinochet organizó una «consulta nacional» en enero de 1978 y un plebiscito constitucional en septiembre de 1980. Ambos comicios fueron celebrados sin la existencia de registros electorales. Los votantes, que tenían que cumplir los mismos requisitos estipulados en la Constitución de 1925 con las enmiendas que extendieron el derecho al voto a los analfabetos y mayores de 18 años, debían ir a cualquier lugar de votación y presentar su carné de identidad para poder sufragar. Los funcionarios que oficiaban de vocales de mesa, nombrados por el gobierno, debían cortar una punta del carné de identidad para asegurarse así que la gente no fuera a votar más de una vez. También, se requería que los votantes recibieran una marca indeleble en su dedo pulgar de tal forma que no pudieran volver a votar ese mismo día. Pero bajo cualquier criterio razonable, tanto la consulta de 1978 como el plebiscito de 1980 no pueden ser considerados comicios celebrados en forma abierta y transparente.

   En la Constitución Política de 1980 se establece que a partir del 11 de marzo del mismo año comenzaba el periodo presidencial de Pinochet por una duración de ocho años, y que en 1988 habría elecciones con un sólo candidato designado por los comandantes en Jefe y, en caso de no haber unanimidad, debía elegirlo el Consejo de Seguridad Nacional más el Contralor de la República. Luego, el candidato debía ser ratificado popularmente a través de un plebiscito, en donde la ciudadanía debía pronunciarse por el Sí, a que Pinochet fuese Presidente hasta 1996, o por el No, que significaba que se realizarían elecciones presidenciales libres en 1989.

   El año 1987, entre los meses de febrero y marzo, se abrieron los nuevos registros electorales y, a los partidos políticos no marxistas, se les permitió volver a constituirse con la condición de que reunieran 33.500 firmas de votantes registrados a nivel nacional. Después de aprobarse la ley 18.556, mientras los simpatizantes de la dictadura se inscribirían rápidamente para votar, los oponentes enfrentarían un problema de coordinación. Si se inscribían, estarían obligados a votar y, por lo tanto, legitimarían el proceso electoral. Si no lo hacían, no legitimarían el proceso, pero la posibilidad de derrotar a Pinochet en el plebiscito sería mínima.

   La concertación de Partidos por el No, formada en febrero de 1988, reunió a más de quince partidos y movimientos (sin incluir a los comunistas) en un esfuerzo para ganar la votación en el próximo plebiscito.

   La campaña por el No utilizó las herramientas que los nuevos tiempos le ofrecían: recurrió a grupos de estudio y a ordenadores y faxes para controlar la votación. Consciente de que había al menos 3 millones de aparatos de televisión en Chile, utilizó de gran manera los quince minutos de transmisión televisiva concedidos por el régimen.

   El plebiscito se realizó el día 5 de octubre de 1988, y se llevó a cabo correctamente en lo formal. Incluso la oposición tuvo un limitado acceso a la televisión durante las semanas previas. Eran 15 minutos diarios en la llamada «franja». La alta tasa de participación en 1988 representa una comprensible singularidad. Después de 15 años sin votar, los chilenos participaron entusiastamente en el plebiscito.

   La provincia de Concepción no fue ajena a la agitación nacional producida por esta votación. Ya el día 4 y 5 de septiembre de 1987 se realizó una elección simbólica únicamente en Concepción, en donde se votó por elecciones libres o plebiscito, votación que contribuyó a los resultados del No.

   La participación de 50 mil personas lo convirtió en un hito histórico único en Chile. Hubo veedores internacionales y todos los dirigentes nacionales, recuerda la abogada Martita Wörner, ex secretaria ejecutiva de la Pastoral de Derechos Humanos del arzobispado de Concepción. Edgardo Condeza y su esposa Ana Dall’Orso, recuerdan que, a poco de abrirse las dos mesas instaladas frente a la catedral, tantas eran las personas que querían expresarse en ese ejercicio democrático del año 87, en vísperas del plebiscito, que hubo que colocar ocho mesas. El rol del Comité por Elecciones Libres de Concepción, que presidió el fallecido ex alcalde Guillermo Aste Pérez, fue clave en este acontecimiento.

   Para la votación del año siguiente, el ambiente estaba expectante. Si bien los seguidores la opción del No estaban convencido de que ganarían, se encontraban preocupados por la reacción del gobierno. Por esta razón era fundamental la presencia de apoderados en los locales de mesas de votación y el conteo paralelo que llegó a ser tan rápido y efectivo que no hubo necesidad de echar mano al generador eléctrico que habían instalado en un departamento en caso de un corte de energía.

   La central de cómputos se concentró en un lugar céntrico y se mantuvo en reserva para que no fuese allanado. De forma preventiva, conectaron el edificio en cuestión con el local de la Comisión de Derechos Humanos a través de un tubo y a medida que los apoderados llegaban, una persona recibía los resultados, los hacía viajar por el tubo y al otro lado de la pared, un segundo encargado los llevaba a la central de cómputos. Desde las comunas alejadas, los resultados se dictaban por teléfono a algunas casas cercanas al lugar de cómputos de Concepción y se llevaban hasta la sede de la Comisión para pasarlos por el tubo. Los teléfonos estaban especificados por comunas y, para evitar datos falsos, se conocía de antemano quién los dictaría y quién los recibiría.

   La eficaz operación con que se tuvo los resultados fue posible porque en la recepción de cómputos trabajaron entre diez y quince personas con conocimientos de contabilidad, quienes con antelación prepararon plantillas que repartieron a los apoderados de mesas en las distintas comunas y que más tarde recibirían para el conteo.

   Pedro Vera señala que, para el día del plebiscito, él acompañaba y compartía con veedores internacionales los primeros resultados favorables al NO en lo que hoy es San Pedro de la Paz. «Era la culminación de una implicación muy importante en las luchas previas de las asociaciones de académicos, de la asamblea de la civilidad y del Comité por Elecciones Libres que prepararon la masiva participación ciudadana que se observa desde temprano».

   El día 8 de octubre el Tribunal Calificador de Elecciones entregó los resultados finales de esta consulta popular. Atendida una masa electoral ascendente a 7.251.043 a nivel nacional, los resultados dieron ganadora a la opción del No con 3.967.579 (54.71%) votos en contraposición al Sí, con 3.119.110 (43.01%). Nulos fueron 94.594 (1.31%) votos y los blancos 70.660 (0.97%).

   Respecto a la votación en la región del Bío-Bío, el resultado siguió la tendencia nacional. La participación alcanzó el 99.72%, y el No ganó con 506.513 (53.99%) votos, el Sí obtuvo 409.513 (43.65%), Nulos 11.937 (1.27%) y Blancos 10.219 (1.09%).

   No obstante el enfado de Pinochet por el resultado, dejó en claro que iba a cumplir su calendario y que se llevarían a cabo las elecciones presidenciales y parlamentarias como correspondía según la Constitución de 1980. Éstas se fijaron para diciembre de 1989.

   Al día siguiente de la votación, los abrazos y las flores se multiplicaron por las calles de la ciudad durante la gran marcha que celebró el triunfo del NO.

FUENTES CONSULTADAS
Aceituno Silva, David, La vía chilena a la democracia. Análisis crítico de la transición, el Chile reciente y su modelo, Tesis para optar al título de Doctor, Salamanca, 2016.
Collier, Simon y William F. Sater, Historia de Chile 1808-1994, Cambridge University Press, Madrid, 1999.
Gazmuri, Cristián, Historia de Chile 1891-1994. Política, economía, sociedad, cultura, vida privada, episodios, Ril Editores, Santiago, 2012.
Navia, Patricio, «Participación electoral en Chile 1988-2001», Revista de Ciencia Política, vol. XXIV, Nº 1, 2004.
«El Pebiscito en Concepción. Una página de la historia para no olvidar», Revista Nos, octubre 2013.

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