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Epidemias en Concepción

Las epidemias han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. En Chile se tienen registros de las acaecidas desde la Conquista en adelante. Al terminar el siglo XVI por efecto de las enfermedades y otras razones se produjo una aguda y muy sensible disminución de la población indígena del país.

   En 1561 entró al territorio la viruela, transportada por el buque en que venía el gobernador Francisco de Villagra, matando más aborígenes que españoles (Alonso de Góngora y Marmolejo). En abril de 1632, el gobernador Laso de la Vega escribió, en Concepción, una carta al rey sobre las desgracias que producía «una peste general de un romadizo con dolor de costado» por lo cual morían de repente militares y vecinos. En 1658, el padre Rosales escribía acerca de la «quebrantahuesos», una epidemia que «molía a uno» con calenturas, dolores de estómago y flaquezas de cabeza. La primera correspondía a una gripe y la segunda a la influenza. En 1771, los soldados de la guarnición de Concepción sufrieron una espantosa epidemia de sífilis, que dadas las medidas curativas de entonces, debió haber presentado los más horrorosos caracteres.

   En las postrimerías coloniales se recuerda la epidemia de viruela que afectó al centro y sur de Chile, en Concepción hizo estragos. Las muertes se estiman en 1500, un 20% de la población de la ciudad. Era sin duda la enfermedad que más castigaba a fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Desde 1561 hasta 1806 se producen alrededor de 22 epidemias de esta enfermedad en el país. La vacuna contra la viruela se descubrió en 1798 y fue fray Pedro Manuel Chaparro, doctor en Medicina, quién organizó la primera vacunación contra esta enfermedad en Santiago. La vacuna había sido introducida en Chile por Manuel Grajales.

   La más grande pandemia se inició en Santiago en 1787, continuando a la villa de San Agustín de Talca (Vacuna y Viruela, de Paula Caffarena) donde se instaló una cuarentena (cordón sanitario) al otro lado del Panque, que nadie podía sobrepasar sin justificar hacerlo. Avanzó a Cauquenes y Chillán, llegando al Partido de Laja en plena Frontera. La epidemia duró 4 años, siendo los meses más críticos entre 1789 y 1790. La progresión mensual del registro de defunciones de la parroquia del Sagrario de Concepción, manifiesta 10 fallecidos al mes hasta septiembre de 1789, luego 52, 334, 614, 261, 54, 17 y 6 en cada uno de los meses siguientes hasta abril de 1790. Después no sobrepasa los 15 fallecidos, lo peor había pasado.

   El cabildo propuso alejar a los contagiados, bloquear el acceso a la ciudad, secar pajonales y pantanos, entre otras medidas higiénicas. El futuro prócer de la Independencia Juan Martínez de Rozas, miembro del cabildo, manifestó que era función del gobierno velar sobre la salud pública y el bien común del vecindario, evitar el daño público, concluyendo que era una de las primitivas condiciones del pacto social.

   El uso de la vacuna en la ciudad se inició durante esta epidemia en 1789. El capellán militar Ubera, que ejercía la medicina y que combatió la viruela, recuerda en un memorial: «Doña Isabel de Santa María y su familia, fueron los primeros que se dejaron inocular, y viendo la facilidad con que se curaron todos, empezaron varios a ejercitar lo mismo; creo que a esta señora le son la Concepción y su obispado, deudores de este beneficio, pues seguramente se han libertado, por su ejemplo, muchos de ser víctimas de la peste. (Libro de la provincia de Concepción).

   A comienzos del siglo XIX, el 18 de julio de 1808, el Cabildo de Concepción debió pedir al intendente que decretara vacunación obligatoria con motivo de una gran epidemia de viruelas que empezaba a desarrollarse en la ciudad. Los enfermos fueron aislados en el barrio de Landa (camino a Penco), se abrió una suscripción pública para abrir el lazareto. La ciudad se dividió en tres, atendida cada porción por uno de los tres médicos existentes en la ciudad.

   Años después, en La Pampa, poniente de la ciudad tras los cerros Amarillo y La Pólvora, en lo que hoy es la avenida Manuel Rodríguez, otrora Alameda Vieja, existió un gran lazareto de 80 camas, con servicios para tiempos de viruela y tifus. La administración corría por aquel entonces, bajo la Junta de Beneficencia de Concepción. Antes de la creación de esta última el ejercicio de la medicina se circunscribía al ámbito privado con algunos aspectos derivados de la caridad.

   La Junta de Beneficencia se había creado por iniciativa de hombres ilustres de la ciudad con fecha 12 de julio de 1832, siendo su primer director don Domingo Binimelis. Estaba encargada de dirigir los hospitales, lazaretos, orfanatos, hospicios de ancianos, despenserías de caridad, maternidades y además en Concepción, los cementerios y manicomios. Se financiaba gracias a los aportes de filántropos u organizaciones destinadas al efecto, con el trabajo altruista de ciertos médicos.

   En la ciudad, en 1832 hubo un brote de escarlatina, en 1841 fue la alfombrilla o sarampión, en 1854 y de nuevo en 1861 asoló la viruela, sumándose en 1863 la tifoidea (Arnoldo Pacheco).

   Las enfermedades y epidemias afectaban a todos los sectores de la sociedad, la medicina y los médicos no tenían las herramientas para superarlas y las medidas de salubridad e higiene no eran entendidas por gran parte de la población. En Concepción, da testimonio de la transversalidad de la muerte, en mármol, una gran tumba del Cementerio de Concepción, construida por el patriota y filántropo don Pedro del Río Zañartu. En ella quiso expresar su dolor, al perder sucesivamente, a su esposa Ana Rosa, su hija homónima y su hijo Pedro, durante los días 18, 19 y 20 de febrero de 1880. La razón fue la difteria que asolaba la zona en aquellos días. El monumento funerario fue realizado por encargo de don Pedro, por el artista italiano F. Moratilla, mostrando en tamaño natural al sufriente esposo y padre en gran abatimiento, apoyado en un túmulo donde se yergue Ana Rosa con su hija en brazos implorando piedad al cielo, con su hijo Pedro tirando de sus faldas (Armando Cartes). Es hoy monumento nacional.

   Hasta el año 1886, las enfermedades domiciliarias más frecuentes en Chile eran, la viruela, el coqueluche, la disentería, la sífilis, el tifus y la tuberculosis. El cólera no se hizo presente hasta el período 1886-1888. Produjo un sentimiento de inseguridad mayor, en los distintos ámbitos sociales de finales del siglo XIX, que respecto a las otras enfermedades a que se era frecuentemente sometidos. El cólera en 1886 y años siguientes, dio muerte a 23.432 personas, demasiadas para una población total de 3 millones de habitantes.

   El diario El Sur de Concepción, el 1 de abril de 1887 y ediciones anteriores, hace llamados a realizar “conferencias populares” para concientizar al pueblo del peligro si no tomaban ciertas medidas referente a higiene general frente al avance del cólera. Se estudió la alternativa de realizar estas conferencias “a domicilio” para instruir a los sectores populares de la ciudad.

   En el Club Concepción se organizó una asociación para combatir el cólera, junto a las Sras. de la «Sociedad de Socorros», yendo en ayuda de los más desprotegidos por medio de donativos y de acciones concretas como la creación de la olla del pobre. La Unión Francesa, sociedad formada por la Colonia Francesa de Concepción hizo labores similares reuniendo dinero para establecer un lazareto. La iglesia destinaba misas y procesiones con el fin de que el flagelo no llegara a la ciudad.

   El cólera es favorecida por ambientes calurosos y húmedos, desarrollándose en malas condiciones higiénicas. Al instalarse una bacteria en el intestino delgado produce una fuerte diarrea, que conlleva a una grave deshidratación si no se atiende en forma rápida. La sola descripción obliga a hervir el agua y verduras que pudieran haber estado en contacto con líquidos contaminados. De ahí la urgencia de instruir a los sectores que no contaban con agua potable y menos alcantarillado. La existencia de lagunas y pantanos en todos los sectores de la ciudad provocaba que se desarrollara esta epidemia, originada probablemente por estos focos de infección.

   A principios del siglo XX la sociedad médica de Concepción presentó al Congreso médico en Santiago una extraña patología que no encuadraba en ninguna nosología conocida entonces, al parecer una modalidad patológica independiente que era recurrente todos los años en esta zona. La habían llamado “fiebre Penquista”. Su parecido a la fiebre tifoidea en su evolución, hacen posible que se tratara de una afección paratífica, singularizada hoy día.

   En el Chile republicano las epidemias han sido una frecuente y de más mortal presencia que los terremotos. Así entre 1918 y 1921 la «gripe española» causó la muerte de 40.113 chilenos. La viruela era la 2° causa de muerte, provocando la muerte de 2624 fallecidos en pocos años, siendo luego superada por la tuberculosis en cantidad de 2868, según datos del historiador Arnoldo Pacheco. Ricos y pobres, sobre todo niños, sufrían el rigor de las epidemias.

   El primer código sanitario nace en 1918 en medio de la epidemia de gripe española; en 1924 surge el Ministerio de Higiene, Asistencia y Previsión Social, como una nueva conciencia sanitaria que se vincula con la incipiente cuestión social.

   La pandemia de gripe de 1918 o gripe española, es considerada la más devastadora de la historia humana, ya que en un solo año mató entre 20 y 40 millones de personas en el mundo. En Chile, pese a la gravedad, no se tomaron medidas de aislamiento.

   Otra epidemia recurrente era el tifus exantemático, cuya última presencia importante se desarrolló desde el año 1929 hasta 1935, teniendo su foco más alto en 1931-1932. Esta vez se tomaron medidas extremas, se cerraron teatros, cines y centros educacionales. Se exigía pasaporte sanitario para circular, existiendo procedimientos punitivos a cargo del personal de Carabineros y del Ejército.

   En 1952 se establece el Sistema Nacional de Salud (SNS), fusionando la beneficencia, el servicio de salubridad, la Dirección de Protección a la Infancia, los servicios médicos y sanitarios de las municipalidades, entre otros. En 1979 se fusionan el SNS y el Sermena con lo cual se reorganiza el Ministerio de Salud. Ministerio y personal especializado de gran espíritu público, que con la comprensión y colaboración de las personas sometidas a estos cíclicos flagelos, dan esperanza de poder superar las enfermedades y epidemias que nos afligen en el presente y cuando se presenten en el futuro.

 

FUENTES CONSULTADAS

– Carlos Oliver Schneider y Francisco Zapatta Silva, Libro de Oro de la historia de Concepción. Concepción: Litografía Concepción, 1950.
– Fernando Campos Harriet, Historia de Concepción. 1550-1970, Santiago: Universitaria, 3° edición, 1982.
– S. A., El libro de la Provincia de Concepción, Santiago: Imprenta Talleres Gráficos de El Imperial, 1944.
– Paola Valladares Valencia, «La realidad médico-social de Concepción desde el siglo XIX hasta 1920», Entre la beneficencia, los médicos y el Estado: el largo camino hacia la salud pública en Concepción (1920-1945), Concepción: Universidad Católica de la Santísima Concepción, Seminario de investigación para optar al grado académico de Licenciado en Historia, pp. 7-28.
-Augusto Vivaldi Cichero, et. Al., Escritos para la construcción de una Historia Regional, Concepción: Ediciones Escaparate, 2004.
-Felipe San Martin Moraga, «´Padre, huyamos como locos´. Las epidemias y el sentimiento de inseguridad en los sectores populares. El caso del cólera en las provincias de Valparaíso, Santiago y Concepción 1886-1888», Revista Tiempo y Espacio, n° 36, 2016, pp. 45-70.
-Paula Caffarena Barcenilla, Viruela y vacuna: difusión y circulación de una práctica médica, Chile en el contexto hispanoamericano 1780-1830, Santiago: Editorial Universitaria: Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2016.
-Armando Cartes Montory, Pedro del Río Zañartu. Filántropo, patriota y viajero universal, Concepción: Aníbal Pinto, 1997.

Otros libros relacionados con la medicina de Concepción

-Carlos Pérez Arrau, Hospital Clínico Regional de Concepción «Guillermo Grant Benavente»: Reseña histórica, Concepción: Hospital Clínico Regional de Concepción y Colegio Médico Regional Concepción, 2013.
-Carlos Muñoz Labraña, Historia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción, Concepción: Ediciones Facultad de Medicina Universidad de Concepción, 1993.
-René Coddou Ortiz, Sleeping-book: Crónicas y divagaciones, Concepción, 1931.
-César Espinoza Orihuela, Una mirada histórica al aporte del hospital Guillermo Grant Benavente a la Región del Bío-Bío, Chile: Servicio de Salud Concepción, Ministerio de Salud, Gobierno Regional Región del Biobío, 2017.
-Armando Cartes Montory, 120 años Clínica Sanatorio Alemán: Memoria, presente y proyecciones, Concepción: Clínica Sanatorio Alemán, 2017.

FOTOGRAFÍAS

FEPI-F-001

FEPI-F-001

1870

Concepción

CódigoFEPI-F-001
TítuloConcepción – interior del Hospital
Autors.i.
Fecha1870
LugarConcepción
TipoGRABADO
EstadoBueno
Dimensioness.i.
ColorColor
DescripciónHospital de Concepción en calles Cochrane con Janequeo 
NotasLibro Chile Ilustrado, p. 336. Digitalizado por Memoria Chilena
ColecciónMinisitios epidemias en Concepción 
FMG-F-00838

FMG-F-00838

1945

Concepción

CódigoFMG-F-00838
Títulos.i.
Autors.i.
 Fecha1945
LugarConcepción
TipoFotografía
EstadoBueno
Dimensiones29,7×17,9 cm
ColorSepia
DescripciónHospital Clínico de Concepción, se puede observar como detalle la Avenida Roosevelt recién diseñada.
NotasPertenece a colección gran Concepción 
ColecciónMinisitios Epidemias en Concepción 
FEPI-F-002

FEPI-F-002

1905

Coronel

CódigoFEPI-F-002
TítuloEl cura parraco pronunciando un discurso a nombre de los pobres de Coronel
AutorRevista Sucesos
 Fecha1905
LugarCoronel
Tiporecorte de Prensa
EstadoBueno
Dimensioness.i.
ColorB Y N
DescripciónInauguración del Hospital de Caridad
NotasRevista Sucesos, n° 157, 1905-08-25, p. 38. Digitalizado por Memoria Chilena
ColecciónMinisitio Epidemias en Concepción 
FEPI-F-003

FEPI-F-003

1905

Coronel

CódigoFEPI-F-003
TítuloEl primer edificio a la entrada al pueblo
AutorRevista sucesos
Fecha1905
LugarCoronel
TipoRecorte de prensa 
EstadoBueno
Dimensioness.i.
ColorB Y N
DescripciónFrontis del Hospital de Caridad, con pacientes esperando en la calle
NotasRevista Sucesos, n° 157, 1905-08-25, p. 38. Digitalizado por Memoria Chilena
ColecciónMinisitios Epidemia en Concepción 
FEPI-F-004

FEPI-F-004

1910

Concepción

CódigoFEPI-F-004
Títulos.i.
AutorRevista Chantecler
 Fecha1910
LugarConcepción
TipoRecorte de prensa
EstadoBueno
Dimensioness.i.
ColorColor
DescripciónCaricatura por posible llegada del cólera a Coronel desde Asia
NotasRevista Chantecler, n° 28, 1910-11-05, portada
ColecciónMinisitios Epidemias en Concepón 

Derechos:

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