«Así como la historia económica de Chile empezó a escribirse en la blanca sábana del salitre, la independencia del Chile industrial fue cobijada por el negro manto del carbón, cuyo desarrollo es la historia de la pasión de un visionario que soñó con los ojos abiertos y que creyó en lo que muy pocos creían» (Óscar Galleguillos V., «La epopeya del carbón», en Octavio Astorquiza y Óscar Galleguillos V., Cien Años del Carbón de Lota, Compañia del Carbón de Lota, Compañía Carbonífera e Industrial de Lota, 1852-1952, pág. 13).
Antes que se utilizara el vapor para producir fuerza motriz, la importancia de los combustibles era muy reducida. Sólo a comienzos del siglo XIX, con las primeras aplicaciones de las máquinas a vapor, se vio la necesidad de usar, aparte de la leña, otras materias que proporcionaran calor intenso a bajo precio. En Chile, fue la llegada de los primeros vapores lo que atrajo las miradas de los hombres progresistas hacia la posibilidad de encontrar en el país yacimientos de carbón fósil. Se unieron a ellos los mineros del norte, que también necesitaban combustibles para sus fundiciones.
El desarrollo de los ferrocarriles abrió en seguida un ancho campo al consumo del carbón en Chile. Por último, y a una apreciable distancia, vino la utilización del carbón para las industrias.
A fines del año 1840 llegaron a Chile los dos primeros vapores, «Chile» y «Perú», de la Pacific Steam Navigation Company, recién organizada en Inglaterra por Mr. William Wheelwright. Antes, en 1822 ya había llegado el vapor Rising Star, siendo el primero en recalar en costas chilenas.
Ante la expectativa de vender grandes partidas de carbón a los vapores de esta Compañía y a los que debían seguirles, se iniciaron numerosas explotaciones en las vecindades de Concepción y Talcahuano, y luego después en Coronel y Lota.
La historia del carbón es la visión panorámica de un mineral que forjó una ciudad y trazó un porvenir industrial. Es la pequeña y grande historia de Lota. Cabe tener presente que desde muchos años atrás, ya se habían descubierto mantos de carbón en aquellas localidades, pero no habían sido explotados por falta de un consumo seguro. Es por esto que comienza a surgir, a mediados del siglo XIX, un polo de desarrollo en Coronel – Lota enfocado en la industria del carbón, el cual incentivó la actividad económica en la región provocando cambios importantes en su estructura tradicional.
En Lota, iniciaron los primeros trabajos realmente metódicos de extracción de carbón en 1844, Juan José Arteaga y José Antonio Alemparte, propietarios de los campos vecinos, comprados a los indigenas en 1837. El periodo entre 1843 y 1851 puede ser considerado como de infancia de la industria.
El nuevo periodo que se abre en esta industria con el descubrimiento de extensas y ricas vetas en Lota y Coronel, caracterizado por cuantiosas inversiones modernizadoras de Matías Cousiño hacen del carbón una actividad productiva y la convierte en una industria propiamente tal.
La Compañía Carbonífera e Industrial de Lota, de Matías Cousiño, surge el año 1852. Comienza con sólo 125 operarios y con una producción de 7.815 toneladas. Pero, al cumplir los cien años de vida, el mineral trabajaba con diez mil obreros y extrae un millón de toneladas anuales. Lo que fue un desolado y pobre caserío, es en ese momento una ciudad activa y floreciente con 45 mil habitantes. Este es un ejemplo claro del fuerte impacto que esta actividad estaba provocando en la cuenca.
Junto con la explotación del carbón en Lota, se desarrolló la zona y la nación entera, que aprovechó los impactos positivos que tuvo la actividad minera, que a su vez permitió la instalación de otras industrias en la comuna, como la primera fábrica de vidrios en 1881, la construcción del ferrocarril de Curanilahue en 1888 y la central hidroeléctrica Chivilingo, en 1897, la primera que tuvo Chile.
Un periodista inglés que visitó Lota, al regresar a su país publicó varios artículos que se refieren a la zona. Entre sus párrafos se relata que en la ciudad habían construcciones hermosas, obras de arte y pintorescos jardines. Existió un Hospital con instalaciones sanitarias para curar las dolencias de los hombres, mujeres y niños; iglesias de finas líneas arquitectónicas, escuelas, canchas de deportes, teatro, clubs, casinos y plazas como no suelen verse en las grandes poblaciones. Hay sólidos edificios destinados a cuarteles para la fuerza armada y a diversas instituciones de utilidad general.
No sólo es destacable el aporte económico del carbón, sino que también es relevante la labor del movimiento sindicalista de Lota, que durante los tiempos en que el carbón movía la economía nacional, marcó importantes hitos en los derechos de los trabajadores a quienes representaban. De hecho, muchas de las reivindicaciones laborales de la época surgieron en la comuna minera.
A partir de 1900 comienza a gestarse el movimiento obrero carbonífero. Aspectos muy específicos originaron los conflictos entre trabajadores y la empresa, que tenían más bien relación con malos tratos, descontento por el sistema de pago y condiciones de inseguridad laboral. Esto generó grandes movilizaciones.
La industria minera de Lota pasa por diversos dueños hasta que en el año 1970 el presidente Salvador Allende estatiza las minas de Lota, Coronel y Schwager.
Luego del decaimiento de la explotación carbonífera, hubo intentos de reconversión industrial que no tuvieron éxito. Al final se establece el cierre definitivo de los yacimientos carboníferos de Lota y Coronel en abril de 1997.
FUENTES CONSULTADAS
Astorquiza, Octavio, Lota. Antecedentes históricos, con una monografía de la Compañía Minera e Industrial de Chile, Soc. Imprenta y Litografía «Concepción», Concepción, 1929.
Astorquiza, Octavio, Cien años del carbón de Lota, Compañía carbonífera e industrial de Lota, Santiago, 1952.
Benedetti, Laura, La cuestión social en Concepción y los centros mineros de Coronel y Lota (1885-1910), Editorial Al Aire Libro, Tomé, 2011.
Elizalde González, Miguel, Pueblo de carbón, Lengua Editor, Concepción, 2013.
Diversos documentos laborales relativos a operarios de la mina de Lota, como contratos de trabajo, hojas de servicios, solicitudes, etc.
Documentos procedentes de doña Alicia Martinez Salas
Desde 1929 a 1966.
Archivo de 24,2 Mb
Octavio Astorquiza
1929