Una breve reflexión bibliográfica sobre los textos clásicos en los cuales conocer la historia de Concepción se encuentra con una primera dificultad: definir qué entendemos, en términos geográficos, por Concepción. Desde luego, la ciudad, ahora devenida en metrópolis: el Gran Concepción. También la expresión puede referirse a la actual provincia costera de la Región del Biobío, o bien, con un sentido histórico, a la antigua Provincia de Concepción, que se extendía desde el río Maule a la Frontera. En los textos actuales la connotación urbana es más evidente; en los textos antiguos, en cambio, la voz Concepción apuntaba a un territorio más amplio, de límites difusos, en que la capital de la Frontera actuaba como centro de gravedad. Su función de cabeza de la penetración hispana en Arauco, sede del obispado y del ejército, la condición de puerto y centro de producción y consumo, entre otras dimensiones, dan cuenta de su importancia histórica.

  Figura Concepción o Penco, desde luego, en textos coloniales, desde las Cartas de Pedro de Valdivia, su fundador. En ellas habla de la creación del fuerte en 1550, la resistencia de los indígenas y la belleza y fecundidad de la bahía. El poeta-soldado Alonso de Ercilla, que llegó a Penco en julio de 1557, la inmortaliza en La Araucana: “…la ciudad yerma en gran silencio atiende”. Prácticamente todos los cronistas coloniales describen la ciudad y el obispado. Recordemos solo a Pedro de Córdoba y Figueroa (1682-1755) y a Felipe Gómez de Vidaurre (1748-1818), pues comparten una virtud: ambos nacieron en Concepción. Y jesuita, tal como Vidaurre, aunque no nacido en Concepción, es el abate Juan Ignacio Molina. Igual merece mencionársele, pues se educó en el antiguo Seminario de Penco y dejó un poema dedicado al gran terremoto y maremoto de 1751, que experimentó personalmente.

  Aunque muy antigua como disciplina, pues se remonta a los tiempos de Heródoto, la historia como ciencia recién se consolida en el siglo XIX. En Chile solo se enseña, a nivel universitario desde el siglo pasado. De manera que su redacción estuvo antes en manos de personas cultas, abogados, curas y literatos. El acceso a materiales y fuentes fue siempre un problema; por lo mismo, los primeros textos adolecen de un carácter testimonial y fragmentario. Con todo, permiten reconstituir eventos y mentalidades y siguen siendo útiles a la historiografía, con los debidos resguardos.

  En consecuencia, una historia de Concepción, escrita de manera moderna, solo es posible en el siglo XX. Antes tan solo se acumulan documentos públicos, breves monografías, prensa, manuscritos e impresos varios, que servirán de fuente a una historia que está, todavía y en buena medida, por escribirse.

  Una excepción, que no es realmente tal, es la Historia de Concepción, publicada en 1892, por el destacado abogado e intelectual penquista Guillermo Cox Méndez (Imprenta Barcelona, Santiago, 1892), muerto prematuramente ahogado en el río Itata. Escrita con celeridad para un certamen literario, se refiere al Concepción colonial y se basa, fundamentalmente, en los textos de los cronistas coloniales, que por esos años se publicaban. La obra tuvo una modesta reedición en 1997 (Editorial Andújar, Santiago, 1998).

Los libros del siglo XX

En el siglo pasado se editaron varias obras de carácter histórico o conmemorativo, que resultan útiles para conocer la evolución de Concepción. Los hemos seleccionado, más que por su rigor científico, como obras valiosas y escasas del punto de vista editorial, atractivas a la vista y cuya lectura motive y entretenga a los interesados en la historia regional. Hemos pedido a académicos locales que las comenten brevemente. Todas pueden descargarse de este minisitio, para solaz del público general y los investigadores.

  Con ocasión de cumplirse cien años de la formación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, en 1810, se publicaron dos libros importantes. Se trata de Concepción ante el Centenario 1810-1910, de Juan Bautista Bustos y Joaquín Salinas (Imprenta Valparaíso, Concepción, 1910); y Concepción en el Centenario Nacional 1810-1910, de Ossa, Ferrato y Contardo (Imprenta J.V. Soulodre, Concepción, 1910). La segunda obra fue reeditada en 2006, por Ángel Soto y Cristián Medina, con un buen estudio preliminar (Centro de Estudios Bicentenario, Santiago, 2006). Ambos textos contienen información histórica de la ciudad, pero lo más significativo es el testimonio que dan de su propia época: autoridades, colegios, sociedades obreras, comercio e industria, personajes, instituciones y muchos aspectos diversos. Las ilustraciones son valiosas, aunque de calidad deficiente, agravada por el transcurso de los años. Concepción en el Centenario refleja la sensibilidad católica, en tanto que Concepción ante el Centenario al mundo liberal; las dos culturas que convivían en la ciudad, en el cambio de siglo.

  Cuando se aproximaba el Cuarto Centenario de la fundación de Concepción, celebrado en 1950, la ciudad se preparó con diversas obras de hermoseamiento y desarrollo urbano. Varias publicaciones aparecieron entonces, ya en años previos, anticipando la gran celebración. Así, sin indicación de autor, en 1944 apareció El libro de la Provincia de Concepción (Talleres Gráficos de “El Imparcial”, Santiago, 1944); y, en 1946, Municipios de Concepción, obra de Francisco Zapatta Silva, y Jaime Echevarría H. (Litografía Concepción S.A., Concepción, 1946). Ambos textos contienen mucha información sobre las comunas de la provincia costera, profusamente ilustrados. Se observa en ellos el afán progresista de la ciudad, de la mano del creciente desarrollo industrial, a pesar de los estragos todavía presentes del terremoto de 1939 y las más permanentes y profundas consecuencias de la pobreza del país. La obra clásica del Cuarto Centenario por excelencia, aparecida justo en 1950, a pesar de la muerte de su principal autor el año anterior, es El libro de Oro de Concepción, de Carlos Oliver Schneider y Francisco Zapatta Silva (Litografía e Imprenta “Concepción”, Concepción, 1950). Oliver, destacado naturalista, investigó diversos temas y escribió interesantes crónicas sobre Concepción, las que se reunieron en este grueso volumen. Aun hoy sigue prestando utilidad, por la profusión de datos y la amena pluma de su autor, aunque se extrañan las referencias, que hubieran permitido apoyar mejor investigaciones posteriores.

  El último libro que ponemos a disposición es Historia de Concepción, de Fernando Campos Harriet (1911-2003). El destacado abogado e historiador, nacido en Concepción, Premio Nacional de Historia en 1988, Presidente del Instituto de Chile e Hijo Ilustre de Concepción, escribió este texto como conferencia de incorporación a la Academia Chilena de la Historia, titulado Concepción y su Historia. Ampliado y actualizado, ha tenido múltiples reediciones, la última en 1989. Es una gran recopilación de informaciones sobre Concepción, la ciudad y su vasta y antigua provincia, que resume bien los múltiples trabajos de su autor sobre la actual Región del Biobío.